¿Cuántos perros salen de la caja?

¿Cuántos perros salen de la caja? Hoy compartía mi café con esta pregunta, que me dejó asombrada.
Más tarde me asombraría de mi propio asombro, pues pensé ¿cómo es posible que una actitud que debiera ser, por definición, la del ser humano me lleve a tal asombro?
Fue por tanto mi asombro, más que el hecho en sí, el que me movió a subir estos escalones para hacer la siguiente reflexión.
El hecho al que hago referencia, no era más que una respuesta de un niño de primaria a un ejercicio de clase; en el ejercicio se veía una caja abierta y cuatro perros que corrían dejándola caja atrás.
Mi asombro, compartido por miles de twitteros, venía determinado porque la respuesta lógica del niño venía a dejar al descubierto nuestras vergüenzas axiomáticas.
El ejercicio preguntaba ¿cuántos perros salen de la caja? Pregunta a la que casi todos nosotros hubiésemos contestado cuatro, pero a la que el niño en cuestión contestaba «no he visto cuáles salen de la caja y cuáles no», y la respuesta resultaba demoledora desde el punto de vista filosófico.

Porque no es la respuesta, intacháblemente lógica, sino nuestro asombro el que pone de manifiesto el gran agujero de los prejuicios y apriorismos de una sociedad que, por axiomáticas, se ve abocada a la incomprensión del otro.
Uno de los libros que más influyó mi manera de comprender la vida se llama «Los cuatro acuerdos» y está escrito por el Psicólogo tolteca Miguel Ruiz. Uno de esos acuerdos reza «no supongas nunca nada»

Para pensar:
¿Cuántos presupuestos aceptamos a lo largo de un solo día?
¿Cuántas veces dejamos que nuestras opiniones partan de la creencia en la veracidad de presupuestos que nunca hemos comprobado?, o más aún,  que ni nos hemos planteado.
¿A cuántos de ustedes les sorprende, como a mí, la respuesta de este niño?

Y, por último:
¿Podemos llamarnos seres racionales desde semejante sorpresa?

Si te gusta compártelo:Share on twitter
Twitter
Share on facebook
Facebook
Share on google
Google
Etiquetado en: