Imaginad que el universo nos permite elegir nuestra realidad

Imaginad una cantidad increíblemente grande de universos paralelos.

Imaginad que cada uno de ellos es un canal de televisión.

Imaginad que la pantalla de la televisión es el espacio tiempo.

Imaginad que sobre ese espacio tiempo, que es la pantalla del televisor, millones de puntitos luminosos se conforman dando forma a una realidad concreta.

Imaginad que tenemos millones de canales, y en cada uno de ellos esos millones de puntitos luminosos se distribuyen para dar forma a una realidad distinta.

Imaginad que en cada uno de esos canales se está proyectando cada una de las opciones posibles a cada situación que vivimos en nuestra vida.

Imaginad ahora que nosotros somos el mando del televisor.

Imaginad que para experimentar uno de esos canales lo que tenemos que hacer es que los miles de puntitos luminosos que nos conforman a nosotros vibren en la misma frecuencia que los puntitos del canal que deseamos ver.

Imaginad que nosotros también disponemos de un sintonizador que ajusta nuestra vibración a una velocidad determinada.

Imaginad que ese sintonizador son nuestros sentimientos o nuestra mente emocional, como prefieran llamarla.

Imaginad un simple botón sintonizador con un “+” y un “­-”.

Imaginad que no son nuestros dedos quienes lo pulsan sino nuestra mente a través de nuestros sentimientos.

Imaginad que sentimientos como el miedo, el odio, el rencor, la envidia pesan mucho y pulsan el botón hacia abajo, donde se encuentra el símbolo “-”.

Imaginad que sentimientos como el amor, la confianza, la alegría, el altruismo, la felicidad, son sentimientos más ligeros que se elevan pulsando hacia arriba donde se encuentra el símbolo “+”.

Imaginad que los canales están ordenados según su densidad, así los más pesados irían en orden hacia abajo, y los mas etéreos o ligeros irían en orden hacia arriba.

Imaginad por último que con nuestros sentimientos y emociones estamos eligiendo el canal que vamos a ver.

Estaríamos saltando literalmente de universo en universo, configurando de este modo la realidad que vamos a vivir.

Esto que acabo de contar serían ni más ni menos que las consecuencias de la teoría de los universos paralelos.

En realidad ante cualquier situación, se estarían produciendo todas las opciones posibles a esa situación, pero nosotros estaríamos eligiendo vivir una de ellas. El problema es que lo hacemos de forma totalmente inconsciente, así que no elegimos lo que queremos.

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Intentaré ilustrar esto que digo con un ejemplo.

Nos presentamos a unas oposiciones y suspendemos.

¿Que estaría ocurriendo?

En realidad habría un universo en el que hemos ganado las oposiciones.

Otro en el que posiblemente ganamos pero no tenemos plaza.

Otra en la que perdemos y nos quedamos sin trabajo.

Pero seguramente otra en la que suspendemos pero luego se cae alguien de la lista y tiran de los presentados por orden y nos eligen….

Lo que ocurriría aquí es que nosotros con nuestra sensación de inseguridad y miedo habríamos sintonizado el canal que estuviese alineado con nuestro nivel de vibración, que en este caso sería denso.

Si os paráis a pensar, esto estaría, en cierta forma, dando la razón a la famosa teoría del Secreto. Solo que no estaríamos materializando la realidad que deseamos con nuestra confianza, estaríamos eligiendo experimentar esa realidad entre todas las opciones que estarían sucediendo al mismo tiempo en distintos universos.

El problema está, en como el ser humano gestiona sus sentimientos.

Porque si comenzamos a trabajar nuestra confianza para aprobar esas oposiciones, llegará un momento en que nos lo habremos creído y a partir de ahí comenzaremos a construir en nuestra mente un futuro contando con esa posibilidad, que aun no es un hecho. Y ahí justamente radica el problema, pues el ser humano cuando cree tener algo comienza a temer perderlo.

Así que al poco tiempo esta persona estaría trabajando con el miedo a perder unas oposiciones que aún no le pertenecen y esto volvería a sintonizar nuestro particular televisor en los canales más densos.

Así que para sintonizar los canales más elevados, deberíamos trabajar con la ilusión y con la confianza, pero desligando nuestras emociones del resultado.

Obviamente esto es difícil de conseguir.

 

Mateo 6: 22-23.—La lámpara del cuerpo es tú ojo, así que si tu ojo está sano todo tu cuerpo estará luminoso. Pero si tu ojo estuviere enfermo, todo tu cuerpo será tenebroso. Pues si la luz que hay en tí son tinieblas ¿que tales serán las tinieblas?.

El vídeo que os adjunto hoy es un poco más largo, pero muy ameno y desde luego creo que merece la pena dedicarle los 48 minutos que dura.

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