Por Gabriel. Inundenos el mundo de girasoles y peces de colores

Patricia, la madre Gabriel, el pequeño pececito asesinado hace escasos días, ha hecho un llamamiento, ha pedido que se inunden las redes con los Girasoles de esta canción de Rozalén.

Al principio, cuando leí la petición no comprendí. Intentaba imaginarme como se pueden sacar fuerzas para aportar algo positivo a este mundo cuando intentas respirar y no encuentras tus pulmones; cuando intentas levantarte y comprendes que tus piernas se han licuado con la corriente de tus lágrimas; cuando cada intento por tragar se convierte en una tortura y lo que querrías es cerrar los ojos para no volver a abrirlos.

Pero entonces escuché la canción. Escuché cada nota, cada frase, cada intención. Escuché y comprendí.

Comprendí que no puedes elegir las cartas que te reparte el destino pero puedes decidir que hacer con ellas.

Comprendí que hay cosas que ya no podemos cambiar, pero que hay otras que sí.

Comprendí que nada de lo que hagamos puede hacer que la muerte del pequeño Gabriel no sea injusta, pero si podemos conseguir que deje de ser inútil.

Y entonces pensé:

Que bonito sería que el mundo se llenara de pececitos y de girasoles.

Que bello sería que la maldad y la mezquindad de este planeta desapareciera bajo un tsunami de peces de colores.

Que maravilloso sería que un pequeño de ocho años, con su sonrisa inocente, fuera el héroe que comenzara a vencer esta batalla entre la luz y la oscuridad.

Que increíble sería que esa mirada limpia contagiara cada corazón de la gente de bien de este mundo.

Que mágico que él consiguiera lo que no lograron filósofos ni religiones, y que además lo hiciera abanderando un pez. Símbolo uso por institucio que han fracasado estrepitosamente a la hora de poner sobre la mesa los valores que sí ha puesto, de forma rotunda, una mujer pequeña y menuda pero enorme, Patricia, la madre de Gabriel.

Que además lleve como segundo emblema, dentro de una bella canción cargada de humanidad, el girasol, que es el símbolo de la espiritualidad, pues representa el movimiento del hombre que siempre busca la luz en su camino.

Que nos diésemos la mano a lo largo y ancho de este mundo y le demostrásemos a la oscuridad que somos más, que somos mejores, que somos dios y que somos luz.

Eso sí que sería una auténtica obra de arte.

Así que, por ti Gabriel, por vosotros Patricia y Ángel y por todos los peces perdidos de este mundo, ahí van mis peces y mis girasoles.

 

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