El Duelo
EL DUELO (Mercedes Rodríguez Jiménez)
¡Silencio! ¡Callaos de una vez! Solo quiero poder escucharme.
Necesito recordar, necesito atrapar tu rostro antes de que se me desdibuje.
Llevo todo el día buscándote; cierro los ojos y solo veo los bordes irregulares de una mancha de aceite en tu camisa.
Las costuras del vestido me están matando; debería haberte hecho caso y haberme comprado aquel traje negro. Al menos no hubiese tenido que embutirme en este adefesio prestado.
Te miro a través del cristal y no te reconozco; debe ser el maquillaje o tal vez ese rictus estático tan extraño en ti.
No tenía que haber sucedido; esta noche no. Iba a decirte que por fin se había dibujado la dichosa raya rosa… Pero te fuiste. ¿Por qué tenías que irte?
Mira, ahí viene esa. Que digo yo que qué necesidad; que tampoco es que se la fuese a echar en falta.
Ni siquiera puedo recordar tus escusas. No te fijaste en el ramo sobre la mesa, ni en las copas, ni en el mantel, y yo me quedé colgada de un insecto negro que paseaba sobre el pétalo blanco de una margarita hasta que se me emborronaron tus palabras; porque estaba furiosa y porque no quería discutir.
Te reirás, lo sé, pero yo algo intuí, no te creas. -Macarena, no digas pamplinas, eso es que estás contrariada- me hubieses dicho, por eso no te dije nada. Pero no, que va, ya me había conformado cuando se me desafinaron los latidos y se me agrió la saliva en la boca.
He intentado tomar un trozo de pastel, pero no ha habido manera; lo cierto es que me ha salido apelmazado.
Mira, al final te mandaron un ramo desde la oficina. Tus compañeros no te olvidan, dice; ya ves, con la que se montó cuando te ascendieron. Es sencillo, pero bonito. Hay un insecto negro en ese crisantemo, pero hace un rato que no se mueve.
https://youtu.be/Wqm5vCRuPxY
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