¿Existe el libre albeldrío?

Imaginemos un escenario como el que plantea la película Matrix. Escenario que por otra parte supongo que no dista mucho de la realidad, en el sentido de que vivimos en una realidad social creada por unos cuantos para controlar y alimentarse del resto.

Entiendo como libre albedrío la capacidad de decisión sin mediar control o interferencia alguna.

Bajo esta premisa, las decisiones de alguien a quien pudiésemos considerar verdaderamente libre no podrían ser predichas de forma alguna.

Si analizamos el comportamiento animal descubriremos que no hay libre albedrío en él. Los animales reaccionarán, siempre, atendiendo a motivaciones de supervivencia y lucha por el control.

En cuanto al ser humano, podríamos añadir otras motivaciones de tipo social que tienen que ver con la vanidad, el deseo de atención o la acumulación de bienes.

Un programa informático podría realizar un análisis y anticipar las reacciones y decisiones de cada hombre, mujer o niño de este mundo.

Ya sé que esto aún no es una realidad objetiva, pues parece que la inteligencia artificial está en pañales, o tal vez no.

Sin embargo no puedo resistirme a la tentación de elucubrar, como hiciera Descartes, sobre la posibilidad de la existencia de un genio malvado o una civilización súper avanzada que engañe nuestros sentidos y que disponga de tecnología vedada aún al resto de la sociedad.

En cualquier caso, lo cierto es que la ecuación existe y ya sea con análisis artificial o humano, lo cierto es que resulta absolutamente factible.

¿Se podrían entonces definir como libre albedrío las decisiones tomadas bajo estas premisas?

A modo de ejemplo:

Ya comentamos que se estaba planteando en la comunidad científica, que las leyes de la física cuántica podría regir también el comportamiento del macrocosmos. Lo que equivaldría a la conocida y milenaria sentencia planteada por muchas corrientes espirituales “Así como es arriba es abajo” “el macrocosmos como el microcosmos”.

En ese caso, tendríamos una realidad en la que no interviene el azar. Sería una realidad donde se contendrían todas las posibilidades, y sería por tanto nuestra observación la que definiría la opción que vamos a experimentar como parte de nuestra realidad.

O como plantea la teoría de universos paralelos, todas las opciones se estarían dando y nosotros solo estaríamos eligiendo cual experimentar.

De cualquier modo si hay una realidad a la que nosotros damos forma, obviamente también es una realidad manipulable. Pues para manipular la realidad solo habría que manipular la mente de quienes la crean.

Concluiríamos pues, que si es posible crear una ecuación que sea capaz de medir y prever dichas reacciones, se podría igualmente crear otra ecuación para controlarlas.

Imaginemos que hacemos un estudio, tipo gran hermano, donde vamos a descubrir como reaccionan los concursantes ante cada provocación. También vamos a comprobar como cada uno de los actos que usemos para provocar a los participantes, van además a definir la opinión de quienes votan desde casa y deciden quien se queda y quien sale del concurso.

Tendremos una batería de variantes con la que, si tuviésemos la tecnología necesaria, podríamos diseñar un programa informático de control de masas.

De este modo, cada vez que deseáramos una reacción determinada, solo deberíamos usar ese programa para definir las acciones necesarias y obtendríamos sin duda la “acción-reacción” que buscamos.

Aunque está opción de la informática no fuese viable en estos momentos, dispondríamos de la más tradicional opción de estudio de comportamiento y diseño de estrategias a la antigua usanza.

Solo restaría entonces, usar los medios de difusión de la información, para hacer llegar los datos deseados al público general.

De esa forma seguiríamos alimentando el sistema mientras éste nos hace creer que somos libres de hacerlo o no y si me apuras incluso de indignarnos.

Así que de vuelta a la pregunta del principio ¿existe el libre albedrío?, a resultas de este análisis habría que concluir que no.

Sin embargo, cada sistema dispone de su propia anomalía.

Y ¿donde se encuentra la anomalía en un sistema de control?

En EL AMOR, y lo pongo así con mayúsculas porque no me refiero al enamoramiento, ni al cortejo. Me refiero AL AMOR incondicional a aquel que puede derrumbar cada elemento de la ecuación.

El que desprecia su supervivencia, valorando una vida ajena por encima de la propia.

Ese tipo de amor es el único que puede tomar decisiones que no pueden ser previstas, controladas ni dirigidas, pues no pueden ser comprendidas por ningún programa. Tampoco por quienes estudiarían las formas de control, pues no se puede comprender lo que ya no forma parte de ti, y si ese tipo de amor forma parte de tu interior no formarás parte de ningún diseño de control.

Como el aceite y el agua, son dos opciones que no pueden mezclarse.

EL AMOR es ilógico, absolutamente original en sus reacciones y decisiones desafiando toda ley natural.

EL AMOR es la variante que el programa no puede balancear.

Por eso, en la película Mátrix Reload, Neo consigue salir del círculo de la ecuación que se balanceaba a si misma. Por eso cuando Neo toma la decisión menos previsible guiado por EL AMOR, el Arquitecto le dice “El amor y la esperanza, vuestra mayor fuerza y vuestra mayor debilidad”.

No me resigno aquí a incluir una nueva variante que en mi opinión aporta un elemento más de interés al tema. En una entrega anterior, hice asimismo referencia a una nueva noticia científica, al menos para mí, que me llamó poderosamente la atención.

La noticia en cuestión se refería a la posibilidad de que los numerosos tipos de partículas de energía no fuesen tales, sino más bien un solo tipo de partícula que transmutase sus propiedades hasta definirse con unas características u otras, dependiendo de la frecuencia de vibración que alcanzase.

¿Acaso todos los que hayáis frecuentado de algún modo algún tipo de oración o meditación, yoga o trabajo espiritual, no habéis escuchado que de este modo podéis elevar vuestra vibración a una frecuencia más alta y transmutar vuestra realidad?. ¿No somos energía?

Por último, parece que cada partícula cargada o con masa tiene que ir irremediablemente unida a su antipartícula, así un electrón irá junto a un protón, pero no así el fotón que no lleva carga ni masa y no tiene contrario.

Cuando el Budismo, el Cristianismo y otras muchas corrientes espirituales hablan de trascender la dualidad o de hacer de dos uno, ¿están diciéndonos que provoquemos este tipo de reacción a través de una alquimia interior?. Alguien que avance en este camino, ¿no decimos que tiene más luz? y, ¿no son los fotones las partículas que componen la luz?. Por último, según la Ley de la relatividad, a la velocidad de la luz no existe el tiempo. ¿Podríamos decir entonces que la luz está libre del tiempo?

EL AMOR nos eleva a la más alta vibración interior.

EL AMOR siempre ha sido la condición para el libre albedrío.

Por eso Jesús decía que los hijos del reino se conocían porque eran como el viento, puedes oírlo, pero no sabes de donde viene ni hacia donde va.

La Cabalá dice que hay 125 escalones para llegar al creador, que es lo mismo que ser libre de la realidad ilusoria. Yo creo que esos 125 escalones pueden ser reemplazados por uno, pero este escalón solo es posible subirlo volando y para ello no se pueden llevar piedras en los bolsillos.

“El AMOR es la piedra que los constructores desecharon y que vino a ser piedra angular”.

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