Descubriendo el mundo de Tamait – Segunda entrega

«El rescate de Tamait o una historia inacabada»

Segunda entrega:

Siempre temí que algún día el universo se cobrara su tributo.  Lo tenía todo, pero no se puede estar eternamente en la cresta de la ola. El cosmos funciona como una onda, esas son sus leyes, y yo lo sabía.

Sabía también que mi desgracia vendría de mano de nuestro hermano mayor. En cada luz existe un germen de oscuridad, y en cada oscuridad un germen de luz. Esa es la ley de la compensación, pero Khilayan no cumplía esa regla. Era demasiado grande, tan perfecto que a veces temía hacer algo que moviera algún extraño engranaje y lo derrumbara todo.

Pero eso nunca ocurría, él era tan generoso, tan cálido, tan hombre, y a la vez tan franco y alegre como un niño. Su mirada ambarina, nunca esquiva, deslumbraba, y su sonrisa podría iluminar el día más plomizo.

Supongo que era inevitable. El universo debía buscar una compensación, un alter ego que equilibrara la balanza, alguien que reuniera en sí mismo tanta oscuridad como luz había dentro de aquel ser celestial.

Ese ser, o quizás debía decir esos seres, existían y eran los responsables de que todo un sistema planetario llevara épocas aislado del resto de su universo.

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4 comentarios en «Descubriendo el mundo de Tamait – Segunda entrega»