¿Qué está pasando con las relaciones humanas?

Hola amigos, me alegra estar de vuelta y encontrarme con vosotros en esta, nuestra particular escalera. Hoy he titulado esta entrada ¿qué está pasando con las relaciones humanas?, y supongo que tal interrogante requiere de una explicación.

Veréis, durante estas vacaciones me está ocurriendo algo, a mi parecer, alto curioso. Resulta que últimamente, e ignoro cual puede haber sido el detonante, estoy recibiendo un alubión (del orden de unas 60-70) solicitudes de amistad cada día. Y si bien es cierto que una cantidad razonable de las mismas, a juzgar por su perfil, pueden resultar solicitudes con interesantes ofertas culturales que parecen interesados en el tipo de cosas que suelo compartir, no es menos cierto que además de estas y de algunas con un cierto interés comercial, cada día recibo una cantidad inusualmente alta de solicitudes con un pronunciado y curioso cariz, que a la postre terminan enviándome mensajes con un marcado interés de contacto personal. Tanto es así que me he visto obligada, por primera vez desde que uso las redes sociales, a especificar en mi perfil, que no estoy interesada en absoluto en este tipo de contacto.

Muchas de esas solicitudes tienen un marcado carácter sensual. Hoy mismo bromeaba con mi hijo al respecto y le comentaba “Rafael, si yo he pasado a ser el prototipo de sex-simbol de este país, es que la cosa anda muy mal”.

No os inquietéis por mí amigos, que no he entrado en ningún tipo de crisis existencial ni de falta de autoestima, pero ciertamente debo reconocer que el tema no deja de sorprenderme.

Pero otras muchas reflejan un matiz muy distinto, una especie de búsqueda desesperada por escapar de su propia soledad.

En cualquier caso, y más allá de cualquier chanza, no puedo dejar de preguntarme, ¿qué está sucediendo en este más que abarrotado mundo, para que la gente se sienta tan desesperadamente sola?

No digo yo que en la redes no se puedan encontrar relaciones interesantes y hasta grandes amistades. Yo misma he llegado a hacer grandes amigos a través de este medio, pero siempre ha sido la consecuencia de un intercambio continuado de comentarios, pareceres e inquietudes que terminaron por convertir un encuentro casual en una bonita amistad. No entiendo, sin embargo, que una solicitud para interactuar aceptada, seguida a los pocos minutos de un comentario excesivamente personal pueda llegar a ningún sitio que merezca la pena.

Y como digo ésta, de qué estamos haciendo con las relaciones humanas, es una pregunta que debiéramos hacernos muy seriamente, porque, si vivimos frenéticamente intentando acumular monedas que nos den acceso a objetos y bienes, que también nos empeñamos en acumular hasta no saber donde meter un cachivache más, para tirarnos desesperada y hasta torpemente a la caza de cualquier tipo de acercamiento personal con alguien a quien no conocemos y de quien por tanto ignoramos todo, incluido si resultaría una buena compañía o un buen conversador, es que algo no estamos entendiendo en absoluto.

No sé si tengo respuestas para este tema, quizás sería más interesante escuchar muchas opiniones al respecto para entre todos sacar alguna conclusión que diera sentido a este artículo, pero sí me gustaría dejar alguna pregunta al respecto y quizás también alguna que otra reflexión.

Se me antoja que quizás, esa ola incontrolable de acumulación de cosas que termina con los recursos de nuestro planeta no sea más que una huida hacia delante. La muerte del alma humana reflejada, cual pantalla, en la superficie de nuestra madre Tierra.

Tal vez buscamos huir de la soledad sin comprender que de la soledad no es posible huir, solo se la puede mirar a la cara, reconocer que es parte de nuestra propia esencia e integrarla como parte imprescindible de nuestro propio crecimiento personal.

Por último, recuerdo que un día, hace ya trece años, durante un viaje inolvidable a Egipto, hablando de la soledad y de determinados clichés tóxicos en los que terminamos enredándonos los seres humanos, la reputada psiquiatra Pilar Cores, esposa entonces  y ahora viuda del también psiquiatra y tristemente desaparecido doctor Fernando Jiménez del Oso, me comentaba lo siguiente:

“La vida tiene etapas, en unas se aprende y de descubre la vida, en otra se crece y nos descubrimos a nosotros mismos, en otras creamos familia y desarrollamos esa vida. Pero hay una etapa que podríamos considerar la más importarte, es aquella en la que ya no podemos refugiar nuestro interés ni nuestro tiempo en las vivencias, problemas o subsistencias de nuestros hijos y tal vez tampoco de nuestra pareja, es aquella en la que la vida te obliga a mirarte directamente al espejo y descubrir quién eres tú en realidad. Esa etapa es la más importante de nuestra existencia, pero también da mucho miedo y no todo el mundo es capaz de enfrentarse a su propia imagen desnuda de asideros y burladeros. Es entonces cuando buscamos desesperadamente nuevos escudos o asideros donde escondernos.”

Mi pregunta es ¿no estaremos creando una sociedad donde escondernos perpetuamente de nosotros mismos?, ¿no será esta la razón por la que es tan fácil engancharse en videojuegos, juegos de azar e incluso en relaciones enfermas y destructivas?

Y tú ¿qué opinas?

Si te gusta compártelo:Share on twitter
Twitter
Share on facebook
Facebook
Share on google
Google

12 comentarios en «¿Qué está pasando con las relaciones humanas?»

  1. María del Mar ordóñez Escudero

    Hola Mercedes. Me alegro que estés de nuevo en estos peldaños tan interesantes de esta maravillosa escalera. Me ha gustado mucho lo que has escrito y es verdad que esta ocurriendo yo últimamente estoy recibiendo muchas solicitudes de amistad de viudos o divorciados norteamericanos que no conozco de nada y me resulta cuando menos chocante.
    Es verdad lo que dice Pilar Cores que se llega a una etapa de la vida donde creemos que hemos realizado nuestros proyectos personales o profesionales y nos invade una tristeza o melancolía ya que nos obliga a enfrentarnos con nosotros mismos y darnos cuenta de la soledad quizás mayor en las personas que vivimos en grandes ciudades donde parece que solo hay tiempo para trabajar ….
    Yo por lo menos intento bucear en mi interior pero me falta personas con las que hablar de estos temas en profundidad .
    Que pena que no estes aquí.
    Me gusta mucho la diferencia entre solitario y soledad . De que libro es?.
    Un abrazo fuerte Mercedes y espero que hayas disfrutado tus vacaciones

    1. Mercedes Rodríguez Autor

      Hola María del Mar, muchas gracias por tu comentario.
      La página es del libro explicativo del Tarot Zen de Osho. Suelo usarlo para meditar, me encanta.
      Un gran abrazo.

  2. María José Mariscal

    No sé lo que está pasando Mercedes , lo que si sé es que a lo largo de los años de mi vida , que ya han sido unos cuantos, he experimentado una perdida de los valores humanos generalizada , en comparación con los valores que nos inculcaron la generación anterior a la nuestra.
    No solo un afán de acumular cosas y tener lo último en tecnología ,ropa etc…sino tbién un retroceso en las relaciones humanas ,un individualismo cada vez más implantado , una incapacidad para relacionarnos cada vez más evidente . Parece que solo reaccionamos cuando ocurren cosas como lo de Barcelona, sin que esa reacción nos lleve demasiado lejos .
    Tal como yo lo veo , si la sociedad no cambia , nuestros hijos verán familias unipersonales ,que ya no serán tales y tendrán que inventar un término para nombrarlas .
    No se lo que está pasando o de lo que estamos huyendo , pero que lo estamos haciendo es un hecho.

  3. Inma

    He comenzado la mañana leyendo una frase que alguien ha compartido en Facebook “El corazón, por miedo a no ser amado, huye de la soledad y se hunde en un pantano de relaciones falsas” Alejandro Jodorowsky.
    Y hace días, meses, que tengo un debate abierto en otro grupo, sobre las personas que entran y salen de nuestra vida de un día para otro como si nada.
    Es muy interesante leer los comentarios de la gente; y comprobar que es algo bastante generalizado, ¡asusta!. Acumular sin valorar, cambiar y desechar sin profundizar; tratar a las personas como objetos a fin de cuenta. Y si negativo es hacer eso con las cosas, cuánto más si se extrapola a las personas.
    Alguien ha mencionado un libro “Amor Líquido” de Zygmunt Bauman. Perteneciente a una serie de libros en los que analiza la sociedad en el mundo globalizado y los cambios radicales que impone a la condición humana. (No los conocía y no he leído a este autor).

    Creo que se trata de falta (o de un cambio) de valores, propiciado por la velocidad y el consumismo, y por la facilidad aparente que tenemos para conseguir aquello que se nos antoja.
    Buscando tener mucho y aprovecharnos de ello, no tenemos nada real, profundo y auténtico. Buscando fuera nos olvidamos de lo de dentro, de saber estar con nosotros mismos.

    1. Mercedes Rodríguez Autor

      Muchísimas gracias Inma, una reflexión muy interesante. Estoy bastante de acuerdo.
      Un abrazo.

  4. José P. López

    En mi opinión creo que es muy fácil asomarse a una pantalla y tener al alcance múltiples posibilidades de interactuar con muchas personas que sería imposible en la vida real, no se produce un cara a cara como en condiciones normales, luego como bien dices se suma soledad, curiosidad, interés, aburrimiento y sobre todo ego, es complejo pero las relaciones humanas se están modificando a través de las tecnologías donde cada uno se encierra en su mundo virtual desligándose del real, muchas gracias por la reflexión que expones

  5. Carlos

    Hola Mercedes, me alegra saber de nuevo de ti.
    Sobre la reflexión que haces, la verdad es que es algo que no me parece ni bien ni mal. Si hay tanta gente «pescando», será porque hay quien responde, y si hay gente que se siente cómoda con ese tipo de contacto, me parece bien que lo use siempre que no incomode a quien no tenga interés.
    Hace ya tiempo que prácticamente dejé de usar facebook, y si mantengo mi cuenta es por si alguien me escribe ocasionalmente por Messenger.
    Creo que las redes sociales tiene cierto interés como herramienta de promoción de actividades y eventos, o incluso para promover la actividad profesional, pero desde luego pienso que promover ahí la vida personal es un error.
    Cuando estoy de viaje me gusta observar a la gente que se hace un selfie, seguramente para compartir en alguna red social. Cuando llega el momento del click, hay una transformación increíble para poner una sonrisa impecable, que creo que supera al esfuerzo tan intenso que hacemos para estornudar. Una décima de segundo después, todo ese esfuerzo, literalmente se desploma, y vuelve el ceño fruncido, la mirada triste y apagada, y me temo que eso refleja la realidad interior de la persona. Si hay quien se basa en ese perfil publicado y tan basado en apariencias para buscar una relación, tiene muchas papeletas para equivocarse, aunque por supuesto eso entra dentro de su libertad personal y lo respeto.
    Sobre tu inquietud de si eso es un síntoma preocupante de la soledad en nuestra sociedad, francamente no lo sé. Es posible que esa soledad siempre haya estado ahí, y ahora con estas formas de comunicación simplemente se nos hace más evidente.
    Un abrazo.

    1. Mercedes Rodríguez Autor

      Hola querido amigo, siempre es un privilegio entrar en tu mundo interior a través de tus reflexiones. Muchísimas gracías, sabes que para mí son un pequeño tesoro.
      Un gran abrazo.

  6. Cristina López Trigueros

    Buena pregunta, como siempre interesante tu reflexion .
    Yo creo que como en toda épocas de crisis, estamos viviendo una global y profunda, que no es solo económica.
    Este cambio de consciencia global viene aparejado de una gran luz y por tanto igualmente de una gran sombra.
    Desde el sistema hemos sido entrenados para vivir fuera de nosotros, en muchos casos seguimos buscando La Luz fuera de nosotros, hasta que no tomemos conciencia de que está dentro de nosotros no es posible ese cambio. Y sí al principio duele, sin embargo con el tiempo aprendes a ver desde otro lugar todo lo que te rodea. Para mí , hace falta mucho amor, amor propio primero, pues no puedo dar de lo que no tengo.